El mantenimiento de las estructuras metálicas instaladas el año anterior es crucial para prolongar su vida útil, garantizar su seguridad y evitar problemas a largo plazo. Este proceso incluye varias etapas importantes, comenzando con una inspección detallada para identificar cualquier signo de desgaste, corrosión o daño. Una vez identificadas las áreas problemáticas, se procede con el lijado de la superficie metálica, eliminando cualquier óxido o pintura deteriorada. Posteriormente, se aplica una capa de pintura anticorrosiva de alta calidad, que protege la estructura contra los efectos adversos del ambiente, como la humedad, la lluvia.
Este mantenimiento regular no solo mejora la apariencia de las estructuras metálicas, sino que también fortalece su resistencia y durabilidad, asegurando que continúen funcionando de manera segura y eficiente en el tiempo.